Pero, ¡qué agradable es caminar por el costado del sistema y mirar de reojo como todo el mundo corre y se acelera y se atropella y se putea, mientras uno va como si nada cantando una canción en la cabeza y con una media sonrisa en los labios! ¿Va apurada, señora? Pase… Qué lástima que usted no tiene la fortuna que yo tengo de disponer al antojo de su tiempo, de dejarse balancear por el viento a su compás como en un alegre baile, de caminar mirando el cielo y aparentar estar volando o con los ojos cerrados y sentirse inmenso… Qué lástima que no se detiene a admirarse del dibujo extravagante de las nubes con esos colores maravillosos y esas ganas que da a uno de alcanzarlas… Que es porque estoy de vacaciones, ¿me dice? Noooo, señora… En realidad ahora que estoy de vacaciones ¡tengo más tiempo que el de costumbre para todo eso que le decía! Somos un pestañeo en la historia del universo y ¿voy a andar como loco para no llegar tarde y terminar arriesgándome a no llegar? Pero bueno, señora, quizá usted no me entienda y le parezca que perdí el juicio… y quizá tenga razón pero ¡no sabe lo bien que se siente! Vaya nomás, señora, no la quiero demorar, yo tengo todo el tiempo del mundo…
En eso pensaba, cuando la señora que me había gruñido pidiéndome el paso, ya iba dos cuadras adelante mío.
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