lunes, 27 de febrero de 2012

Fugaz

¡Ay, ojitos lindos de esta tierra que me tienen hechizado! Voy a cruzar el río y presiento que te voy a encontrar. Te voy a buscar entre miles pero sé que te voy a encontrar. Me voy a dejar llevar por las vibraciones de alegres sones y, ojitos lindos, te voy a encontrar. 
Ya estoy en la otra orilla y me dejo envolver por un manto de caras extrañas, mientras te rastreo porque sé que te voy a encontrar. Empiezo a casi verte en todos lados. Pero no sos vos. Rostros hostiles, deformes, festivos, amigables, dulces, angelicales pero no el que busco yo y que contiene a tus ojitos lindos.
Ahora tengo que regresar y el tumulto se disuelve. Comienzo a desalentarme, sin embargo aún siento que te puedo encontrar. Pero me hablan y me distraigo. Vacilo un momento. Y de pronto... ¡te veo! Te miro y durante unos segundos vos me mirás con tus ojitos lindos…  Seguís tu camino y te mimetizas en la multitud. Yo, impertérrito, lamentando haberme descuidado. Te busqué toda la noche y cuando no lo hice… apareciste. Fue un instante y no reaccioné.  Me aflijo pero de inmediato me consuelo. Sea en ésta o en nuestra tierra, te voy a volver a encontrar y voy a ser cautivado por vos y el poder hipnótico de tus ojitos lindos.

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