
Ya estoy en la otra orilla y me dejo envolver por un manto de caras extrañas, mientras te rastreo porque sé que te voy a encontrar. Empiezo a casi verte en todos lados. Pero no sos vos. Rostros hostiles, deformes, festivos, amigables, dulces, angelicales pero no el que busco yo y que contiene a tus ojitos lindos.
Ahora tengo que regresar y el tumulto se disuelve. Comienzo a desalentarme, sin embargo aún siento que te puedo encontrar. Pero me hablan y me distraigo. Vacilo un momento. Y de pronto... ¡te veo! Te miro y durante unos segundos vos me mirás con tus ojitos lindos… Seguís tu camino y te mimetizas en la multitud. Yo, impertérrito, lamentando haberme descuidado. Te busqué toda la noche y cuando no lo hice… apareciste. Fue un instante y no reaccioné. Me aflijo pero de inmediato me consuelo. Sea en ésta o en nuestra tierra, te voy a volver a encontrar y voy a ser cautivado por vos y el poder hipnótico de tus ojitos lindos.