Y disolverme en la solemnidad de medianoche
A la sombra de ecos ajenos de plenitud vacía
Me dispondré a ser absorbido por la quietud
Y a ser testigo ciego del devenir colectivo
Nada se desplazará de un plano a otro
Serán sólo realidades interceptadas
Que no merecerán ser escuchadas
Que no se conservarán al alba
Me uniré así a entes inertes
Me confundiré en objeto
Corazones quietos
En suspenso el alma